papeles de subinformación

viernes, 3 de agosto de 2012

derrumbe s.a.


Los símbolos, en caída libre...

No deja de ser muy sintomático que en una misma jornada se caiga la bandera de tu país -más bien, el ridículo banderazo de Colón- y su corona -un tropiezo lo tiene cualquiera, pero la entidad anda ya muy trastabillada. No deja de ser muy sospechoso que todos los días anuncien desde el (des)gobierno operaciones antiterroristas, lo que equivale a un lanzamiento constante de cortinas de humo. No deja de ser muy revelador que se proyecte desde ya la privatización de la vigilancia en las prisiones -al igual que se van externalizando otros servicios públicos, como hospitales o colegios-, con la pobre excusa de liberar funcionarios y agentes para otras labores, pero, en realidad, con el interés muy particular de rescatar y mantener el negocio de las amistades en las empresas de escoltas, ¿verdad, señor Orejas? Y no deja de ser tan vergonzoso que el (des)gobierno presente a Europa un ajuste total de cien mil millones de euros sin explicárselo hoy a sus ciudadanos, en la lamentable rueda de prensa que el ¿presidente? ha concluido con un "feliz verano, a quien pueda".

Y todo ello, al mismo tiempo que el Mago Dragui y Don Tancredo siguen aferrados a su discurso habitual: la nada. No decir nada, mientras el totalitarismo de la impaciencia en "los mercados" impone su ritmo de tajos sociales a golpe de motosierra. No decir nada, mientras el golpismo se ha institucionalizado como divisa política, abandonando la principal premisa establecida en el (ya) cadáver constitucional que establecía un "estado social y democrático de derecho": garantizar el bienestar general de la ciudadanía por encima de los intereses particulares. No decir nada, mientras se echa el resto para salvar al zombi bancario -recordemos, prioridad absoluta en los pagos, y así se demuestra en el colapso de Cataluña-, pero no hay nada decidido sobre la prórroga en la ayuda de los 400 euros. No decir nada, mientras se ha realizado el mayor fraude electoral -tras el timo de la reforma constitucional que ejecutó el partido único y que antepone el interés financiero al social- y que es un paso más en esta estafa mafiosa que llaman crisis. No decir nada, mientras esta calculada (veremos hasta dónde), enfermiza -y muy fascista- obcecación nos lleva al matadero.

Pero la nada también tiene sus plazos y ya los voceros del régimen sienten amenazados privilegios y  chiringuitos, con la indignación soplando sus nucas, como acertadamente analiza Pablo Iglesias Turrión en Rebelión:
Hoy la oposición al sistema político español no está en las sedes de las multinacionales ni en los cuarteles, sino que la ejercen los ciudadanos en la calle pidiendo más democracia. Parece que eso, y las consecuencias electorales que pudiera tener, es lo que da miedo de verdad.

Por eso va siendo hora de decir a estos portavoces del Régimen que los llamamientos a gobiernos de salvación nacional que cambian constituciones y legislan contra las mayorías no son propios de demócratas, sino de golpistas
Similar idea se lanzaba desde el editorial -ayer jueves 2 de agosto- del periódico regional La Rioja, pero esta vez haciendo un llamamiento a los sindicatos para que la protesta no se salga de los cauces ordinarios y quede en manos de "grupos marginales o antisistema" (sic). Vaya, vaya, va a ser que yerran el tiro -premeditadamente- porque los auténticos antisistema hace ya mucho tiempo que anidan ahí arriba, asociadas a las élites capitalistas, en el entramado institucional de esta falsa democracia.

Ahora es el turno de las personas, iniciando la fase de un proceso destituyente, del desescombro colectivo frente al derrumbe sociedad anónima, pero, como dice Guillermo Zapata, ¿y si ganamos, cómo sería ganar?:
La vida, tal y cómo nos la están imponiendo no es tolerable ni sostenible. Lo sabe el gobierno, lo saben los bancos y los sabemos todas las personas movilizadas, cabreadas, idnignadas, mejor o peor organizadas. Como lo saben, nos dicen que esa vida imposible es la única vida posible. A ese NO, que ellos nos imponen, tenemos que oponerle no otro NO, sino nuestro SI. La afirmación de nuestra capacidad, nuestra potencia colectiva y nuestra inteligencia. Somos capaces de cualquier cosa en la medida en que nos organicemos y seamos capaces de responder a la pregunta de partida… ¿Y si ganamos? ¿Cómo sería ganar?


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